Riesgos en la mesa mexicana: el alto costo de los embutidos frente a la protección de la dieta mediterránea



El consumo excesivo de carnes frías y embutidos como jamón, salchicha, salami y chorizo representa una amenaza significativa para la salud en México. Expertos advierten que estos productos pueden incrementar los niveles de colesterol, causar problemas cardiovasculares, sobrepeso, obesidad, retención de líquidos, afectar el páncreas y el hígado, e incluso aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Generalmente, estos alimentos están elaborados con recortes de cerdo, mezclas de tocino, pollo y pavo, a los que se añaden conservadores, grasas saturadas, sal, azúcares y nitrito de sodio. En 2024, el consumo de estos productos en el país alcanzó 1.2 millones de toneladas, lo que equivale a un promedio de 8 kilos por persona al año, según estimaciones del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne). Se calcula que las familias mexicanas compran aproximadamente medio kilo de embutidos semanalmente, lo que constituye el 22 % de su gasto en alimentos.
Las salchichas y los jamones dominan el mercado con un 50 % y un 38 % del volumen total, respectivamente.
Ante este panorama, un informe de *Lancet Planetary Health* recomienda reducir la ingesta a 1.4 porciones por semana. Como alternativa saludable, especialistas del Sistema de Salud de Mayo Clinic proponen adoptar la dieta mediterránea, un modelo de alimentación que protege la salud cardiaca y fortalece el sistema inmune.
Este régimen se basa en sustituir grasas dañinas por opciones saludables, priorizando el consumo de frutas (2 a 3 porciones diarias), verduras (4 porciones diarias), granos 100 % integrales, aceites de oliva o aguacate y pescado rico en grasas saludables al menos dos veces por semana.
Adoptar este patrón alimenticio actúa como un antiinflamatorio natural, combatiendo la inflamación crónica asociada a enfermedades como la diabetes y problemas coronarios. Sus beneficios incluyen el control del colesterol "malo" (LDL), la regulación de la presión arterial y el mantenimiento de un peso ideal.
Además, nutre al sistema inmune con vitaminas A y D, zinc y polifenoles, que alimentan a las bacterias intestinales beneficiosas y refuerzan las defensas del cuerpo contra patógenos.












