El lastre financiero de Pemex: Deuda récord frena alianzas y golpea el gasto público

La abultada deuda de Petróleos Mexicanos con sus proveedores no solo ha generado escepticismo entre posibles socios privados para impulsar la producción, sino que también ha provocado un desbalance en las finanzas públicas del país.

A pesar de los insistentes llamados del director de Pemex, Víctor Rodríguez, para que empresas privadas se asocien con la estatal y ayuden a revertir el declive de la producción, la respuesta ha sido nula. El principal obstáculo es el escepticismo generado por la deuda histórica de Pemex con sus proveedores, que en septiembre alcanzó un máximo de 28 mil millones de dólares. Esta situación financiera compromete la viabilidad de nuevos proyectos y la confianza de posibles inversionistas. Aunque miembros de la industria reportan que los pagos se han agilizado desde octubre, utilizando un fondo de 13 mil millones de dólares para cubrir adeudos de 2025, persisten importantes pasivos de 2024.

La deuda afecta a grandes empresas internacionales como SLB, Baker Hughes y Halliburton, así como a gigantes nacionales como Grupo Carso y Grupo México. Casos como el de Hokchi Energy, que recurrió a un arbitraje por un impago de 190 millones de dólares, y el de Grupo Carso, que ventiló una deuda de 700 millones de dólares, ejemplifican la magnitud del problema. Pemex busca urgentemente socios para 21 nuevos contratos mixtos, con los que pretende aumentar su producción de crudo a 1.7 millones de barriles diarios y la de gas natural en un 40%. Sin embargo, además de la desconfianza por los impagos, las condiciones de los contratos, que exigen una participación mínima del 40% para Pemex y un tope del 30% en la recuperación de costos, resultan poco atractivas para el sector privado. El problema trasciende a la petrolera, pues según un análisis de México Evalúa, los apoyos extraordinarios a Pemex generaron un faltante de 284 mil millones de pesos en los primeros diez meses del año, obligando a recortes presupuestarios en secretarías clave como Salud, Infraestructura y Medio Ambiente.

Esta crisis representa una prueba fundamental para la visión energética de la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras la industria espera cambios que hagan viables las alianzas.