Más Allá de la Etiqueta: Abordando la Neurodiversidad desde la Inclusión, el Lenguaje y el Apoyo Integral



El debate sobre la neurodiversidad comienza con el lenguaje. Un estudio reciente revela que, si bien el 74% de los adultos neurodivergentes en el Reino Unido utilizan términos como “neurodivergente” para describirse, existen opiniones encontradas. Para algunos, es un “paraguas seguro” que evita el estigma de diagnósticos específicos como autismo o TDAH; para otros, es un término demasiado amplio que no comunica sus desafíos diarios. La investigación también destaca el uso incorrecto de “neurodiverso” (que se refiere a un grupo mixto de neurotipos) en lugar de “neurodivergente” (individuos o grupos cuyos cerebros funcionan de manera diferente), un error que puede ser visto como una señal de alerta sobre la falta de comprensión genuina. Esta necesidad de ser comprendido se relaciona con el “masking” o enmascaramiento, una estrategia de supervivencia en la que personas con autismo y TDAH ocultan comportamientos para encajar socialmente. Aunque puede ser útil en ciertos contextos, el enmascaramiento constante es agotador y puede agravar problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión e incluso conducir a comportamientos suicidas. Expertos recomiendan reducir esta práctica gradualmente en “focos de seguridad”, como con amigos o terapeutas, para fomentar la autoaceptación. En México, se están implementando acciones concretas para fomentar la inclusión. En la región Istmo-Costa de Chiapas, se imparten talleres para que docentes de educación básica adquieran herramientas pedagógicas para atender a estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA), promoviendo aulas empáticas. De manera similar, el DIF de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, ofrece talleres inclusivos y terapias especializadas como la equinoterapia para niños, niñas y adolescentes con autismo y otras discapacidades, además de brindar apoyo emocional a sus padres para afrontar los diagnósticos. Además del apoyo terapéutico y educativo, se exploran nuevas herramientas de desarrollo.
El escritor Mario Herrera propone que el aprendizaje de un segundo idioma en la infancia puede ayudar a niños con autismo, TDAH o dislexia a estructurar el pensamiento y reforzar su confianza. Programas bilingües diseñados con un enfoque en la neurodiversidad utilizan métodos comunicativos y multisensoriales para adaptarse a las necesidades de cada estudiante, fortaleciendo la plasticidad neuronal y las habilidades sociales.






