Filipinas: La Devastación de Fung-wong Sobre las Heridas de Kalmaegi



El supertifón Fung-wong, clasificado como tal con vientos sostenidos de hasta 185 km/h y ráfagas de 230 km/h, azotó Filipinas, dejando un saldo de al menos ocho muertos y más de 1.4 millones de personas desplazadas, aunque las cifras de víctimas fatales varían entre los distintos reportes. El fenómeno, que tocó tierra en la provincia de Aurora el 9 de noviembre, provocó inundaciones que anegaron pueblos enteros, deslizamientos de tierra y cortes de electricidad en numerosas comunidades, afectando principalmente al norte del país. El impacto de Fung-wong fue particularmente severo, ya que la nación asiática apenas se recuperaba del tifón Kalmaegi, que la semana anterior había causado 224 muertos y 109 desaparecidos.
El país también se enfrentaba a las secuelas de un terremoto ocurrido en octubre. Esta seguidilla de desastres naturales puso a prueba la capacidad de respuesta de la nación, que es afectada por un promedio de 20 tifones y tormentas cada año debido a su ubicación geográfica.
En respuesta a la devastación, el presidente Ferdinand Marcos Jr.
extendió por un año el “estado de calamidad nacional”. Antes de la llegada de la tormenta se ordenó la evacuación preventiva de casi 1.2 millones de personas. Las tareas de limpieza comenzaron el lunes posterior al paso del tifón, mientras las clases y la mayoría de las oficinas gubernamentales fueron suspendidas.
El transporte aéreo y marítimo también se vio gravemente afectado.
Tras su paso por Filipinas, Fung-wong comenzó a perder intensidad en su avance hacia Taiwán, donde se esperaba que tocara tierra el miércoles 12 de noviembre.
Las autoridades taiwanesas iniciaron evacuaciones preventivas ante la amenaza de lluvias torrenciales.









