El Significado del Altar en el Día de Muertos

El Día de Muertos en México es una celebración rica en simbolismo, donde los altares u ofrendas se erigen como puentes espirituales para honrar y reencontrarse con los seres queridos que han fallecido. Cada elemento colocado en ellos posee un profundo significado ancestral que guía a las almas en su regreso temporal al mundo de los vivos.

El Día de Muertos es una de las tradiciones más representativas de México, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Esta festividad combina raíces prehispánicas con creencias católicas y tiene como elemento central el altar u ofrenda, un ritual que busca el reencuentro entre los vivos y sus difuntos.

Su origen se remonta a los pueblos indígenas como los mexicas, quienes adaptaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano.

Cada componente del altar tiene un propósito espiritual específico.

Las velas o veladoras simbolizan la luz, la fe y la esperanza, iluminando el camino de las almas. La flor de cempasúchil, con su color y aroma, guía a los espíritus hacia su hogar.

El copal y el incienso se utilizan para purificar el ambiente y alejar a los malos espíritus.

Otros elementos esenciales incluyen un vaso con agua para saciar la sed de las almas tras su largo viaje, y sal para la purificación. No pueden faltar la comida y bebida favoritas del difunto, como mole o tamales, así como el pan de muerto, que simboliza el ciclo de la vida y la muerte. El papel picado representa el viento, mientras que las fotografías y objetos personales recuerdan a quién se dedica la ofrenda. La estructura del altar también es simbólica, pudiendo tener dos, tres o hasta siete niveles, que representan el camino que recorre el alma para alcanzar el descanso. Aunque no todas las familias siguen la estructura de siete niveles, esta es la más tradicional. Cada escalón tiene un significado, representando desde la tierra y la fe en el primer nivel, pasando por la purificación con sal, la ofrenda de alimentos y el desprendimiento de lo material, hasta llegar al séptimo nivel, que simboliza la unión con lo divino y el descanso eterno. La colocación de la ofrenda sigue un calendario específico.

Comienza el 27 de octubre, día dedicado a quienes fallecieron de forma trágica y, según una de las fuentes, también a las mascotas. Los días 30 y 31 de octubre se recuerda a los niños que murieron sin ser bautizados. El 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos, dedicado a los niños fallecidos, y el 2 de noviembre es el Día de los Fieles Difuntos, para los adultos. La ofrenda se retira tradicionalmente el 3 de noviembre, una vez que las almas han regresado al Mictlán.