La Doble Vía del Tren Maya: Deuda Creciente y Apuestas Turísticas

La deuda del Tren Maya se ha cuadruplicado en menos de un año, alcanzando los 2,470 millones de pesos, lo que evidencia una creciente crisis financiera que contrasta con los esfuerzos gubernamentales por posicionarlo como un atractivo turístico.

La situación financiera del Tren Maya, administrado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), se ha deteriorado significativamente.

Para septiembre, los adeudos con proveedores y empleados ascendieron a 2,470 millones de pesos, un incremento del 298% en comparación con los 620 millones registrados en enero del mismo año.

Analistas señalan que, al igual que otras empresas estatales, el proyecto gasta más de lo que ingresa, lo que lo ha hecho dependiente de subsidios gubernamentales desde el inicio de sus operaciones en diciembre de 2023. El proyecto ha estado rodeado de controversias.

Organizaciones no gubernamentales como el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Fundar y Greenpeace han denunciado irregularidades ambientales, sobrecostos y falta de transparencia. El costo de la obra, estimado originalmente en 120 mil millones de pesos, fue calculado por el Imco en cerca de 500 mil millones hace dos años. Adicionalmente, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades por 3 mil millones de pesos entre 2023 y 2024. La opacidad se ve agravada por la clasificación como confidencial de documentos clave, como el Plan Maestro y el Proyecto Ejecutivo, por razones de "seguridad nacional". El gobierno federal ha reconocido públicamente el problema de rentabilidad en una ocasión. En mayo, el director general del Tren Maya, el general Óscar David Lozano Águila, admitió que el transporte de pasajeros no es rentable y que el proyecto necesita el manejo de carga para alcanzar su punto de equilibrio, proyectado para 2030. A pesar de esto, el gobierno celebró haber superado la meta de 1.2 millones de usuarios en 2025, con un tráfico mensual promedio de 100,000 pasajeros en la primera mitad del año, mientras se planea que la infraestructura de carga opere en abril de 2026. En contraste con los problemas financieros, el gobierno promueve activamente el tren como un producto turístico.

A través de la Secretaría de Turismo y Mexicana de Aviación, se ofrecen paquetes vacacionales como el “Expreso de Año Nuevo”, un viaje de lujo de cuatro días por Yucatán y Quintana Roo. Estos esfuerzos, que incluyen el aumento de vuelos a la región, buscan impulsar los ingresos del proyecto, aunque especialistas como Alfredo Nolasco y Miguel González advierten que la obra requerirá una fuerte inversión anual para mantenerse operativa debido a la falta de estudios de factibilidad adecuados.