Crisis Energética en Cuba: Apagón Masivo Revela la Fragilidad del Sistema y Profundiza el Descontento Social

Un colapso parcial del sistema eléctrico nacional sumió en la oscuridad a la mitad occidental de Cuba, incluyendo La Habana. Este apagón masivo agudiza la crisis energética crónica de la isla y pone de relieve la fragilidad de su infraestructura.

La madrugada de este miércoles, millones de personas en el occidente de Cuba, abarcando provincias como La Habana, Pinar del Río, Artemisa y Mayabeque, se quedaron sin electricidad. La estatal Unión Eléctrica (UNE) informó que el colapso ocurrió cerca de las cinco de la madrugada debido a una falla en una línea de transmisión crítica que conecta las centrales de Santa Cruz del Norte con Guiteras, lo que provocó una sobrecarga y la desconexión del sistema en la región. Las autoridades informaron que el restablecimiento del suministro sería progresivo.

El impacto en la vida diaria fue inmediato. En la capital, el apagón dejó los semáforos inoperantes, generando caos vehicular que tuvo que ser dirigido manualmente por agentes de tránsito.

Muchas escuelas cerraron y devolvieron a los niños a sus hogares, mientras que pequeños comerciantes recurrieron a generadores.

La intermitencia del servicio de internet y la falta de comunicación oficial generaron ansiedad y frustración entre ciudadanos, quienes expresaron su dificultad para sobrellevar la situación. El presidente Miguel Díaz-Canel atribuyó la crisis a factores externos, principalmente al embargo comercial y financiero de Estados Unidos, así como a las labores de recuperación tras el reciente huracán Melissa. El mandatario expresó su confianza en los trabajadores de la compañía eléctrica, quienes, aseguró, ya estaban trabajando para resolver el problema. Sin embargo, economistas señalan una falta crónica de inversión estatal en el sector.

Este incidente se enmarca en una profunda y prolongada crisis energética y económica.

La infraestructura eléctrica de Cuba es vetusta, con ocho centrales inauguradas en los años 80 y 90 que sufren averías constantes.

A esto se suma la escasez de combustible, agravada por una caída en las importaciones.

Los apagones son recurrentes desde hace al menos dos años, con cortes diarios que a veces superan las 20 horas.

La situación se agrava por una severa crisis económica de cinco años, con alta inflación, escasez de bienes básicos y una crisis sanitaria con brotes de dengue y chikungunya.