Esta arquitectura de hardware, denominada "OmniSense", integra múltiples sensores para que el asistente pueda reaccionar a lo que ocurre en el hogar de forma más inteligente y ambiental. El Echo Dot Max promete triplicar los graves de su predecesor, mientras que el nuevo Echo Studio, un 40% más compacto, ofrece audio espacial y compatibilidad con Dolby Atmos. Por su parte, los Echo Show cuentan con pantallas de borde a borde y una nueva arquitectura de audio.

Estos dispositivos no solo mejoran en rendimiento, sino que están preparados para el futuro de Alexa+.

Aunque las funciones básicas seguirán siendo gratuitas, las capacidades de IA generativa y las interacciones más complejas y personalizadas formarán parte de una suscripción mensual, similar al modelo adoptado por Google con Gemini for Home.

Este movimiento indica que los gigantes tecnológicos están "enterrando simultáneamente a sus asistentes clásicos" para dar paso a una nueva generación de IA conversacional que requerirá un pago recurrente para acceder a su máximo potencial.