Este colapso estructural fue inmediato y catastrófico, dejando el teléfono completamente inoperable.

El desastre no terminó ahí.

Al manipular el dispositivo ya roto para mostrar el daño, la presión ejercida sobre la batería expuesta provocó que esta se incendiara y explotara en cuestión de segundos. Aunque este segundo evento ocurrió bajo una manipulación que un usuario común probablemente no realizaría, la facilidad con la que el chasis cedió inicialmente es el principal foco de preocupación. En pruebas similares realizadas por el mismo canal, otros dispositivos como el Samsung Galaxy Z Fold 7 demostraron una solidez estructural muy superior, resistiendo la presión sin romperse. Este resultado pone en duda la durabilidad del diseño de Google y sugiere que la compañía tiene un importante camino por recorrer para mejorar la robustez de sus futuros dispositivos plegables.