Sin embargo, el plan fracasó debido a dos factores clave.

Primero, la desconfianza del mercado publicitario, que temía que las nuevas herramientas anónimas no fueran lo suficientemente precisas y provocaran una caída en sus ingresos. Segundo, las preocupaciones de los reguladores antimonopolio, quienes veían el riesgo de que Google, al controlar tanto el navegador como las nuevas reglas de privacidad, consolidara aún más su dominio en el mercado. Anthony Chavez, vicepresidente del proyecto, declaró que ante las “perspectivas divergentes” del ecosistema, la compañía ha optado por mantener las cookies, permitiendo que los usuarios gestionen sus preferencias en la configuración de Chrome. Para los usuarios de Android, donde Chrome es el navegador predeterminado, esto implica que el rastreo entre sitios continuará como hasta ahora, a diferencia de navegadores como Safari o Firefox que ya bloquean estas cookies por defecto.