Además, incluso sin ser abiertas, muchas de estas aplicaciones continúan ejecutándose en segundo plano, consumiendo memoria RAM y energía de la batería.
Esto no solo afecta la fluidez del dispositivo, sino que también reduce su autonomía.
Desde la perspectiva de la seguridad, las aplicaciones abandonadas representan un riesgo de privacidad. Según Stan Kaminsky de Kaspersky, "las aplicaciones abandonadas pueden seguir recopilando datos sobre el teléfono y su propietario, y enviarlos a empresas de publicidad o seguir consumiendo datos móviles".
Si al instalarlas se les concedieron permisos para acceder al micrófono, la cámara, los contactos o la galería, estos permisos pueden permanecer activos, creando una posible puerta de entrada para software malicioso o fugas de información personal. Para desinstalar aplicaciones en Android, el proceso es sencillo: basta con mantener presionado el ícono de la app y seleccionar "Desinstalar", o hacerlo desde el menú de "Ajustes" y "Aplicaciones".
Los expertos sugieren revisar y eliminar cualquier aplicación que no se haya utilizado en al menos un mes.













