Esta decisión responde a la creciente demanda de los consumidores y redefine el panorama de la competencia en los sistemas de infoentretenimiento automotriz. Desde sus inicios, Tesla ha priorizado su propio ecosistema de software, argumentando que la integración de plataformas como CarPlay o Android Auto podría “romper” la experiencia de usuario unificada que ofrecen sus vehículos.

Sin embargo, la presión del mercado ha resultado ser un factor determinante.

Según informes de Bloomberg y estudios de J.D. Power, la compatibilidad con los sistemas de Apple y Google es un factor decisivo para un gran número de compradores de automóviles, con siete de cada diez afirmando que solo considerarían un vehículo que ofrezca dicha integración. La implementación planeada por Tesla no buscaría reemplazar su sistema operativo nativo, sino que CarPlay funcionaría de forma inalámbrica dentro de una ventana en la interfaz existente. Esto significa que se trataría del CarPlay clásico y no de la nueva versión CarPlay Ultra, que se apodera de todo el tablero. De esta manera, Tesla mantendría el control sobre funciones exclusivas como los modos de conducción autónoma.

Aunque la compañía había discutido internamente un lanzamiento “en los próximos meses”, los planes podrían retrasarse sin una fecha definida.

Por el momento, las filtraciones no mencionan trabajos para integrar Android Auto, aunque no se descarta para el futuro.

Este movimiento subraya el poder de los ecosistemas móviles en la industria automotriz, donde la familiaridad y conveniencia del smartphone se han convertido en un estándar que incluso los fabricantes más disruptivos no pueden ignorar.