Sin embargo, Apple ha demostrado con pruebas rigurosas que ha aprendido la lección, fabricando un dispositivo sorprendentemente resistente. Desde el lanzamiento, la compañía ha mostrado una gran confianza en la integridad estructural del Air.

El vicepresidente de marketing de Apple, Greg Joswiak, llegó a retar a los periodistas a intentar doblarlo con las manos, un gesto que resultó infructuoso.

Para disipar cualquier duda, se han realizado pruebas más extremas, sometiendo al dispositivo a la presión de una prensa hidráulica.

Los resultados fueron contundentes: el iPhone Air soportó hasta 60 kg de presión, y aunque llegó a flexionarse bajo esa fuerza, recuperó su forma original sin sufrir daños permanentes.

Esta notable resiliencia se atribuye a una combinación de materiales de alta gama y un diseño inteligente. El chasis está fabricado con titanio de grado 5, conocido por su alta relación resistencia-peso.

Además, tanto la pantalla frontal como, por primera vez, la parte trasera, están protegidas con Ceramic Shield 2, un material que, según Apple, es tres veces más resistente a los arañazos y cuatro veces más a las grietas.

Estas pruebas confirman que el iPhone Air no solo es una proeza en delgadez, sino también en durabilidad.