Sin embargo, un análisis más detallado revela dos fenómenos distintos.

Por un lado, muchas de las marcas reportadas en la parte trasera de cristal mate no son rayones permanentes, sino “transferencia de material”. Este efecto ocurre cuando objetos metálicos más blandos, como llaves o los soportes MagSafe desgastados de las tiendas, rozan contra la superficie dura del cristal y dejan un rastro de polvo metálico que puede limpiarse.

Por otro lado, el verdadero punto vulnerable es el borde de aluminio anodizado que rodea el módulo de cámaras. Al ser un metal más blando que el cristal y tener bordes afilados, esta zona es susceptible a rayones reales que exponen el color plateado natural del aluminio debajo de la capa de color, un problema más notorio en los acabados oscuros. Apple ha reconocido oficialmente la situación, atribuyendo las marcas en el cristal a la transferencia de material por los soportes de sus tiendas y considerando el desgaste en el borde de la cámara como algo “esperable” en productos de aluminio. La decisión de volver al aluminio en lugar del titanio de generaciones anteriores responde a una necesidad técnica: mejorar la disipación de calor del potente chip A19 Pro, ya que el aluminio tiene una conductividad térmica 20 veces superior. Así, Apple priorizó el rendimiento sostenido sobre la durabilidad cosmética, una elección de diseño con la que los usuarios tendrán que convivir.