Esta actualización consolida la estrategia de la compañía de unificar el rendimiento en su ecosistema, llevando la potencia de nivel profesional a sus dispositivos más emblemáticos. El lanzamiento de los nuevos iPad Pro y MacBook Pro M5 representa una evolución en la madurez del Apple Silicon más que una revolución en diseño. El chip M5, fabricado en un proceso de 3 nanómetros de tercera generación, es el protagonista, ofreciendo una CPU de hasta 10 núcleos y una GPU de 10 núcleos que, según las pruebas, lo posicionan a la cabeza en rendimiento single-core y multi-core, superando a generaciones anteriores como el M1 Max. Este avance permite a los dispositivos manejar tareas de alta exigencia, como renderizado 3D, edición de video 4K y ejecución de modelos de IA en local, con una eficiencia térmica notable y un funcionamiento prácticamente silencioso. A nivel de hardware, el diseño ultrafino del iPad Pro se mantiene en 5.1 mm, mientras que el MacBook Pro conserva su chasis de aluminio, aunque con una novedad controvertida: la eliminación del cargador en la caja, un movimiento que se adelanta a futuras regulaciones. Ambos dispositivos ofrecen la opción de una pantalla con nanotextura para reducir reflejos, una característica que mejora la experiencia visual en entornos con mucha luz. Además, las configuraciones de almacenamiento y memoria RAM han sido ampliadas; el iPad Pro M5 ahora ofrece 12 GB de RAM en sus modelos de 256 y 512 GB, y el MacBook Pro M5 añade una opción de 4 TB de almacenamiento. A pesar de la mejora en rendimiento, la autonomía se mantiene en hasta 10 horas para el iPad Pro y 24 horas de video para el MacBook Pro, demostrando la eficiencia del nuevo chip.