Apple colaboró con estudios especializados para construir versiones físicas del logo en cristal, las cuales fueron filmadas con cámaras macro mientras se manipulaban con luces de colores y soportes giratorios.

Este método, mucho más costoso y complejo que una animación digital, demuestra la filosofía de Apple de valorar la artesanía humana y el cuidado en los detalles, incluso en elementos que duran apenas unos segundos. Existen tres versiones de la intro: una de cinco segundos para series, una minimalista de un segundo para tráilers y una de doce segundos para proyecciones en cines. Este cambio de identidad visual coincide con un momento en el que Apple busca consolidar su servicio, que ahora se encuentra dentro de la aplicación “Apple TV” (o simplemente “TV” en dispositivos Apple), un portal que también funciona como tienda para alquilar o comprar películas y como un centro para acceder a contenido de otras plataformas de streaming. La simplificación del nombre, aunque puede generar confusión inicial con el dispositivo físico Apple TV, busca unificar la experiencia de entretenimiento bajo una sola marca reconocible.