Expertos coinciden en que ninguna empresa invertirá a largo plazo sin conocer el futuro del T-MEC, cuyas negociaciones comenzarán en octubre.

El proteccionismo de EE. UU. amenaza con modificar radicalmente el acuerdo, con posibles aranceles de hasta el 30% y presiones para que México modifique su andamiaje en sectores como energía. La Industria Nacional de Autopartes (INA) ha indicado que, aunque el sector automotriz capta el 37% de la inversión por relocalización, muchos nuevos proyectos están en espera. Sin embargo, la INA vislumbra una nueva ola de inversiones, un “nearshoring 2.0”, hacia 2027, una vez que se disipe la incertidumbre y se definan las nuevas reglas comerciales, especialmente para empresas asiáticas que buscarán manufacturar en México.