La propuesta de aranceles ha generado reacciones encontradas dentro del sector automotor mexicano. Mientras la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) respalda la medida como un paso hacia una competencia más justa, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) advierte sobre riesgos a la inversión y al consumidor. La AMIA, que representa a fabricantes como General Motors, Nissan y Volkswagen, calificó la imposición de un arancel del 50% como una medida positiva que “fortalece la libre competencia, promueve la inversión y garantiza condiciones equitativas para todas las marcas que operan en el país”. Según el organismo, la iniciativa busca “fomentar un mercado justo” para las empresas que invierten y producen en México.
Por otro lado, Guillermo Rosales, presidente de la AMDA, expresó una fuerte preocupación, argumentando que la medida amenaza inversiones por más de 60 mil millones de pesos realizadas por empresarios mexicanos en más de 800 puntos de venta de marcas chinas.
Rosales advirtió que estos negocios generan 32 mil empleos directos que estarían en riesgo. “Considero que es muy fuerte el incremento propuesto al arancel y en la medida que se agoten los inventarios disponibles, se tendrían que ajustar los precios al público”, comentó. Para la AMDA, un arancel tan elevado limitará la competencia, reducirá las opciones para el consumidor y encarecerá la adquisición de vehículos electrificados, que en su mayoría provienen de China.
En resumenLa industria automotriz mexicana está dividida ante los nuevos aranceles: la AMIA los apoya para asegurar una competencia equitativa y fomentar la producción local, mientras que la AMDA los rechaza, advirtiendo que amenazan miles de empleos e inversiones en la red de distribución de marcas chinas y perjudicarán al consumidor con precios más altos y menos opciones.