Tanto su gobierno como su cámara de comercio han expresado una “profunda preocupación” y han advertido que protegerán decididamente sus derechos e intereses comerciales. La Cámara de Comercio y Tecnología México-China fue una de las primeras en reaccionar, calificando los nuevos gravámenes como una medida que podría generar un “impacto inflacionario sin precedentes” para los hogares mexicanos, especialmente en bienes de consumo como textiles y calzado.
El organismo empresarial llamó a reconsiderar la propuesta, argumentando que afectaría directamente a industrias clave y a la competitividad del país.
Por su parte, el gobierno chino, a través de su portavoz de la Cancillería, Lin Jian, adoptó un tono más firme, declarando que su país “protegerá decididamente sus derechos e intereses” y se opone a cualquier tipo de medida proteccionista o discriminatoria. En su declaración, el vocero afirmó que China promueve una globalización económica inclusiva y expresó: “Esperamos que México nos acompañe en el camino de la promoción de la recuperación económica mundial y el desarrollo del comercio global”. Esta respuesta subraya el rechazo de China a políticas que considera unilaterales y proteccionistas, y anticipa posibles tensiones diplomáticas y comerciales entre ambas naciones si la medida se implementa sin modificaciones.