Mientras los fabricantes con plantas en el país apoyan la medida, los distribuidores advierten sobre graves consecuencias económicas y para el consumidor.
La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), que representa a armadoras como General Motors y Volkswagen, calificó la medida como positiva, argumentando que "fomenta un mercado justo" y garantiza condiciones equitativas para las empresas que invierten y producen en México. Esta visión proteccionista es respaldada por directivos del Clúster Automotriz de Guanajuato (CLAUGTO) y de Index, quienes consideran que los aranceles generarán confianza para atraer más inversiones y estimularán la manufactura local. En el lado opuesto, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), a través de su presidente Guillermo Rosales, lanzó una fuerte advertencia, señalando que el incremento arancelario "amenaza las inversiones por más de 60 mil millones de pesos" realizadas por empresarios mexicanos para establecer más de 800 puntos de venta de marcas chinas, poniendo en riesgo 32 mil empleos directos. Rosales afirmó que la medida limitará la competencia, reducirá las opciones para el consumidor y elevará el costo de los vehículos, incluidos los eléctricos e híbridos. Esta preocupación es compartida por Antonio Moisés Morales de AMDA Chihuahua, quien calificó el aumento como "abrupto" y perjudicial para la estabilidad del sector.