La iniciativa, incluida en el Paquete Económico 2026, contempla elevar las tasas hasta en un 50% para sectores estratégicos como autopartes, autos ligeros, acero, textiles y calzado.

Según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, la medida busca proteger 325 mil empleos y fortalecer la industria nacional ante importaciones que ingresan al país por debajo de su precio de referencia. La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido la política, asegurando que busca fortalecer la industria nacional sin provocar conflictos diplomáticos ni efectos inflacionarios significativos, estimando un impacto máximo de 0.3%. Esta medida es vista como una respuesta a la presión de Estados Unidos en el contexto de la próxima revisión del T-MEC, buscando limitar la triangulación de productos chinos a través de México.

Sin embargo, la propuesta ha sido recibida con preocupación por diversos sectores.

La Cámara de Comercio y Tecnología México-China, presidida por Amapola Grijalva Vega, advirtió que los aranceles podrían generar incertidumbre y poner en “punto de espera” inversiones chinas, además de impactar la competitividad de las exportaciones mexicanas que dependen de insumos asiáticos. Por su parte, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) señaló que la medida amenaza inversiones por más de 60 mil millones de pesos en puntos de venta de marcas chinas y pone en riesgo 32 mil empleos directos. A pesar de las críticas, analistas como los de Bloomberg sugieren que, debido a los bajos costos de producción en Asia, los vehículos chinos podrían seguir siendo competitivos incluso con un arancel del 50%.