Esto ha frenado inversiones y ha obligado a las compañías a buscar mercados alternativos.

Por otro lado, la propuesta de aranceles a China, respaldada por la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) como una medida para fomentar un “mercado justo”, es vista como una protección para las armadoras ya establecidas en México, como Volkswagen, frente a la competencia de marcas chinas de bajo costo. Sin embargo, la AMDA ha advertido que esta medida podría encarecer los vehículos para el consumidor y poner en riesgo inversiones en nuevas agencias de marcas chinas. El gobierno argumenta que la medida protegerá la producción nacional, mientras que analistas señalan que incluso con un arancel del 50%, los autos chinos podrían seguir siendo competitivos debido a sus bajos costos de producción. Esta situación evidencia el complejo equilibrio que México debe mantener entre sus compromisos comerciales regionales y las presiones de la competencia global asiática.