La decisión de no repercutir estos costos refleja la sensibilidad del mercado estadounidense, donde los precios ya han aumentado un 30% desde 2019. Randy Parker, director ejecutivo de Hyundai Norteamérica, confirmó una estrategia similar, afirmando que “nuestra prioridad sigue siendo asegurarnos de ser competitivos a través de la asequibilidad”, a pesar de que los aranceles redujeron los resultados de la compañía en 600 millones de dólares en el segundo trimestre.

Sin embargo, los analistas advierten que esta situación no es sostenible a largo plazo.

Se espera que las automotrices comiencen a subir los precios gradualmente o a enfocarse en modelos de mayor margen. De hecho, algunos costos ya se han trasladado sutilmente, como el aumento del 8.5% en las tarifas de destino, que son los gastos de entrega al concesionario.