El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) ha ordenado la disolución de la alianza estratégica entre Aeroméxico y Delta Air Lines, citando prácticas anticompetitivas que afectan el mercado aéreo transfronterizo. La medida, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026, redefine la cooperación entre ambas aerolíneas y genera incertidumbre en la industria. La decisión del DOT se fundamenta en que el Acuerdo de Colaboración Conjunta (JCA), que gozaba de inmunidad antimonopolio, otorga una “ventaja injusta” a ambas compañías. Las autoridades estadounidenses señalaron directamente a las políticas del gobierno mexicano como un factor clave, particularmente la reducción de horarios de despegue y aterrizaje (slots) en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el traslado forzoso de las operaciones de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Según el DOT, estas acciones “continúan con una estrategia de intervención y distorsión del mercado” que viola el acuerdo bilateral de transporte aéreo.
La disolución implica que las aerolíneas ya no podrán coordinar precios, rutas ni capacidad de manera conjunta.
Sin embargo, se les permitirá mantener acuerdos de código compartido y la reciprocidad en sus programas de viajero frecuente. La presidenta Claudia Sheinbaum minimizó el impacto económico de la decisión, defendiendo que el traslado de la carga al AIFA fue una medida de protección civil y no arbitraria. Por su parte, Aeroméxico lamentó la resolución, afirmando que “pasa por alto los beneficios que la alianza ha brindado a la conectividad, el turismo y a los consumidores en México”. La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) alertó sobre posibles consecuencias negativas para el empleo y la competitividad de la aviación nacional. Se estima que la medida podría afectar hasta 23 rutas y más de un millón de asientos anuales, con un impacto económico de al menos 510 millones de dólares.
En resumenLa decisión del DOT de terminar la alianza Aeroméxico-Delta, motivada por políticas aéreas mexicanas consideradas anticompetitivas, genera un reacomodo en el mercado aéreo norteamericano. Aunque Aeroméxico y la Presidencia minimizan el impacto, la industria y los pilotos advierten sobre riesgos para la conectividad, el empleo y los consumidores, marcando el fin de una era de cooperación estratégica.