Por un lado, organismos como la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) ven una oportunidad para que los fabricantes mexicanos compitan en condiciones más equitativas. El presidente de Canaco, Alejandro Lazzarotto, sostuvo que "si se aplican los impuestos correspondientes, dará la oportunidad a los fabricantes del país de ser competitivos". Por otro lado, la Cámara de Comercio y Tecnología México-China, a través de su presidenta Amapola Grijalva Vega, advirtió que la medida podría generar incertidumbre, poner en pausa inversiones chinas y encarecer productos para el consumidor final, además de afectar a las empresas mexicanas que dependen de insumos asiáticos. La industria automotriz es una de las más expuestas; marcas como BYD y Tesla, que importan vehículos eléctricos desde Shanghái, serían las más perjudicadas.

Ante esto, Great Wall Motor (GWM) reafirmó su compromiso a largo plazo con México, declarando que su permanencia es "firme" independientemente del resultado final del proceso.

La política también es vista como una respuesta a las presiones de Estados Unidos en el marco de la próxima revisión del T-MEC, buscando alinear a México con los intereses comerciales de Norteamérica frente a la competencia asiática.