Las políticas arancelarias, tanto las implementadas por México como las de sus socios comerciales, tienen un impacto directo en el precio final de los productos, afectando el poder adquisitivo de los consumidores. La reciente propuesta del gobierno mexicano de imponer aranceles de hasta un 50% a vehículos y otros bienes de origen asiático, especialmente de China, podría encarecer significativamente estos artículos en el mercado nacional. La Cámara de Comercio y Tecnología México-China ha advertido que esta medida podría generar un aumento de precios en calzado, muebles, electrodomésticos y textiles. Un arancel del 35%, explican, no se traduce en un aumento idéntico en el precio final, sino que puede ser mayor al sumarse costos incrementales como fletes y seguros.
La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) de Guanajuato se sumó a la preocupación, señalando que los aranceles a vehículos chinos podrían provocar alzas de precios, frenar inversiones y afectar empleos.
Del mismo modo, las tarifas impuestas por Estados Unidos a productos mexicanos también repercuten en la economía.
Aunque las automotrices han estado absorbiendo los costos adicionales para no afectar a los compradores estadounidenses, los analistas coinciden en que esta situación es insostenible y que un aumento de precios es inminente. Esta "guerra comercial arancelaria" se suma a un contexto de inflación acumulada y una caída en las remesas, lo que, según la ANPEC, "amplifica la crisis económica y social" al castigar el consumo y reducir la capacidad de compra de las familias mexicanas.
En resumenLas políticas arancelarias amenazan con encarecer una amplia gama de productos para el consumidor mexicano, desde automóviles hasta calzado. Estas medidas, sumadas a un entorno inflacionario, podrían reducir el poder adquisitivo y afectar la economía familiar, a pesar de su objetivo de proteger la industria nacional.