Esta situación, argumenta, presenta una “enorme oportunidad para complementar las dos industrias y hacer las dos industrias crecer”.

La prórroga de los aranceles, vigente desde agosto, mantiene la presión sobre el sector, que también paga un 25% por vehículos y autopartes. La industria siderúrgica, respaldada por el gobierno mexicano, insiste en que el tiempo es un factor crítico, ya que una prolongación de los aranceles podría causar un daño mayor y difícil de revertir, afectando la integración productiva contemplada en el T-MEC.