El sector de bienes de lujo, que tradicionalmente opera con altos márgenes, no ha sido inmune al impacto de los aranceles y las tensiones comerciales globales. Marcas de alta gama como Porsche han reconocido que los aranceles en Estados Unidos están encareciendo sus operaciones y reduciendo su competitividad, lo que ha contribuido a una revisión a la baja de sus metas para 2025. La situación se enmarca en un contexto más amplio de desaceleración en el consumo de lujo, especialmente entre las generaciones más jóvenes. El movimiento “No Buy 2025”, popular entre la Generación Z, promueve un consumo más consciente y limitado a lo esencial, lo que ha afectado a gigantes como LVMH, que reportó una caída en sus ventas.
Según un informe de McKinsey, 2025 podría ser un año “decisivo para muchas marcas” del sector. Los conflictos comerciales globales son ahora la principal preocupación para las oficinas familiares que gestionan grandes patrimonios, según un reporte de Citi Wealth, con un 60% de los encuestados señalando las disputas y aranceles como el riesgo más significativo.
Este temor se traduce en una mayor cautela por parte de los compradores adinerados. Las marcas de lujo están reaccionando con estrategias como enfocarse en productos de gama ultra-alta o incorporar nuevos liderazgos creativos para mantener su atractivo en un mercado afectado tanto por la incertidumbre económica como por las barreras comerciales.
En resumenLos aranceles y las tensiones comerciales están afectando negativamente al sector de lujo, encareciendo operaciones para marcas como Porsche y generando preocupación entre los inversionistas de alto patrimonio. Esta presión, combinada con un cambio en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, obliga a las marcas a reajustar sus estrategias para mantener la rentabilidad.