Firmas como Great Wall Motor (GWM) han declarado públicamente que su presencia en México es una apuesta a largo plazo que no se verá alterada por los posibles ajustes fiscales. Pedro Albarrán, director general de GWM en México, afirmó: “Sea cual sea el resultado final de este proceso, nuestra permanencia en México es firme y nuestro compromiso inquebrantable”. Esta declaración refleja una estrategia que va más allá de la simple importación, ya que GWM ha invertido en talento local, infraestructura y una red de distribuidores en expansión. La confianza de las marcas chinas se basa en su sólida ventaja competitiva. Un análisis de S&P Global señala que, aunque los aranceles podrían erosionar su ventaja de costos, estas empresas tienen margen para adaptarse. Una de las estrategias es absorber gran parte de la tarifa, manteniendo precios atractivos, gracias a sus bajos costos de producción en Asia. Otra vía es acelerar sus planes de inversión para establecer ecosistemas de producción local en México, incluyendo la fabricación de componentes, lo que les permitiría cumplir con las reglas de origen y evitar los aranceles. Yale Zhang, director de Automotive Foresight, señaló que los autos chinos ofrecen un paquete tecnológico y de seguridad difícil de igualar por la producción local, lo que los mantiene como una opción atractiva más allá del precio. Esta combinación de compromiso, capacidad de adaptación y competitividad sugiere que, incluso con barreras comerciales, la presencia china en el mercado automotriz mexicano está lejos de detenerse.