Actualmente, estos vehículos pagan una cuota del 20%.

La medida es vista por algunos analistas como una respuesta a las presiones de Estados Unidos y una estrategia para proteger el empleo y la manufactura nacional. Sin embargo, la firma KPMG ha recomendado que, de aplicarse, el arancel sea una medida temporal “que no debería extenderse más de dos años” para permitir la reconfiguración de las cadenas de suministro sin dañar la competitividad a largo plazo. Existe un debate sobre quién absorberá el costo; Guillermo Rosales, presidente de la AMDA, prevé que las marcas asumirán la mayor parte del impacto. No obstante, otros expertos advierten que los precios podrían subir, aunque las automotrices chinas podrían mantener su competitividad gracias a sus bajos costos de producción y a estrategias logísticas eficientes, como la operación de flotas de barcos propias por parte de BYD.

La marca Chirey ha reafirmado su compromiso con el mercado mexicano, buscando transmitir confianza a pesar del endurecimiento comercial.