Advierten que, aunque busca proteger la industria nacional, su aplicación a largo plazo podría ser contraproducente para la competitividad del sector automotriz en México. Héctor Romo, socio de KPMG México, afirmó que los aranceles “no son la solución” definitiva y que deberían aplicarse por “no más de dos años”, tiempo durante el cual la industria podría reconfigurar sus cadenas de suministro. La medida surge en un contexto de presiones de Estados Unidos para desincentivar las importaciones chinas en la región y de la necesidad de proteger el empleo local. Sin embargo, la industria automotriz global se encuentra en una transformación sin precedentes, con un 36% de los ejecutivos esperando que su modelo de negocio cambie por completo en los próximos tres años, impulsado por la electrificación y la digitalización. Por su parte, la automotriz china Chirey reafirmó su compromiso con el mercado mexicano, asegurando que su estrategia de largo plazo se mantendrá firme, buscando transmitir confianza a consumidores y distribuidores a pesar de la incertidumbre. La situación refleja un dilema entre el beneficio para el consumidor de tener autos más accesibles y la protección de la planta productiva nacional.