La propuesta arancelaria abarca 1,463 mercancías, afectando cerca del 8.6% de las importaciones mexicanas.

Para los autos chinos, el arancel podría elevarse del 20% actual al 50%, la tasa máxima permitida por la OMC.

Esta decisión ha generado una respuesta inmediata por parte de China, cuyo Ministerio de Comercio inició una investigación sobre las medidas restrictivas de México. Ebrard sostuvo una reunión con el embajador chino, Daojiang Chen, donde afirmó que la decisión deriva de un “legítimo interés nacional y no de presiones externas”.

Diversos sectores industriales en México han reaccionado de manera mixta.

La Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) espera que los aranceles permitan a las fábricas, que actualmente operan al 60% de su capacidad, recuperarse de la competencia desleal. Sin embargo, la industria cosmética, a través de la Canipec, advirtió que el 80% de sus materias primas proviene de países sin TLC, por lo que la medida podría encarecer los productos y afectar su competitividad. De manera similar, la Aridra señaló que el mercado de repuestos automotrices depende en gran medida de las importaciones chinas, por lo que un alza arancelaria impactaría directamente al consumidor final.