La respuesta de la industria ha sido diversa.

Por un lado, empresas como Nissan están reequipando sus plantas en Estados Unidos para fabricar vehículos que antes importaban de Japón y así eludir aranceles. Sam Fiorani, de AutoForecast Solutions, señala que no se trata de un auge de nuevas fábricas, sino de movimientos tácticos en plantas existentes. Por otro lado, la industria de autopartes, como la fundición, ha tenido que ajustar sus precios al alza debido a los aranceles sobre el acero y el aluminio, aunque la demanda de sus servicios se ha mantenido. Gabriel Padilla Maya, director general de la INA, ha enfatizado la complejidad de cumplir con las reglas del T-MEC y la necesidad de modernizar programas como el IMMEX para mantener la competitividad exportadora. Daniel Romero, de Canacintra Querétaro, añadió que persisten problemas logísticos y burocráticos en las aduanas que retrasan las liberaciones y obligan a las empresas a incrementar sus inventarios, lo que inmoviliza capital de trabajo.