El objetivo declarado es proteger a los fabricantes estadounidenses de lo que Trump califica como "competencia extranjera desleal". Ante esta nueva política proteccionista, el gobierno mexicano, a través de la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Economía Marcelo Ebrard, ha iniciado conversaciones con Washington.

El objetivo es buscar un "trato diferente" para México, argumentando que la imposición de estas barreras comerciales tiene "mucho efecto negativo para nosotros y para otros países y para ellos".

La negociación se centra especialmente en el sector de vehículos pesados, donde México podría tener una ventaja gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Dicho acuerdo estipula la libre circulación de vehículos que cumplan con un contenido regional mínimo, que actualmente es del 64% y aumentará al 70% en 2027. Empresas como Daimler Truck, Kenworth y otras ya producen modelos en territorio nacional que podrían cumplir con esta regla.

La estrategia mexicana consiste en evaluar primero los detalles de la aplicación de los aranceles para después presentar sus argumentos y buscar una exención o un trato preferencial que proteja a sus industrias clave.