“El empresariado necesita tener claras las reglas.

Una vez definidas, se puede decidir si se realiza una inversión, se amplía producción o se dirige a otro producto.

La falta de claridad ha retrasado proyectos desde febrero”, explicó. Esta percepción es compartida por la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), que señala que el mercado automotor se encuentra en una fase de desaceleración debido a la incertidumbre en la relación comercial con Estados Unidos. Por su parte, la American Chamber México (Amcham) mantiene una postura más optimista, asegurando que, a pesar del entorno complicado, las firmas estadounidenses seguirán invirtiendo en el país.

En respuesta a este clima, los gobiernos estatales han comenzado a tomar medidas proactivas.

El gobierno de Coahuila, por ejemplo, busca fortalecer las relaciones con Texas para duplicar el número de empresas de ese estado instaladas en la entidad y así enfrentar los efectos de los nuevos aranceles. De manera similar, el gobierno de Puebla mantendrá los incentivos fiscales a armadoras como Volkswagen y Audi, pero condicionará los apoyos a que fortalezcan su cadena de proveeduría local.