La medida busca proteger empleos en sectores estratégicos como el automotriz, textil y siderúrgico, aunque ha generado preocupación por posibles efectos inflacionarios y afectaciones a la competitividad.
La estrategia, contenida en el Paquete Económico 2026 y parte del “Programa de Protección para las Industrias Estratégicas de México”, responde a un significativo desequilibrio comercial. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, justificó la medida al señalar que el déficit comercial con naciones como China, Corea del Sur e India creció un 83% entre 2020 y 2024, lo que ha provocado la pérdida de 130,000 empleos en los sectores textil y de calzado. Ebrard advirtió que, de mantenerse la tendencia, “la industria automotriz podría estar en riesgo, si sigue esta tendencia, del orden de 320,000 empleos”. La propuesta modifica 1,463 fracciones arancelarias, con tasas que oscilan entre el 10% y el 50%, el máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Sin embargo, diversos analistas y organismos empresariales han manifestado su inquietud.
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) advirtió que los aranceles podrían generar “altas presiones inflacionarias”, mientras que la Chamber China México alertó sobre cuatro efectos negativos: aumento en los costos de producción para las manufacturas de exportación que dependen de insumos chinos, incertidumbre para la inversión, inflación y un posible resurgimiento del contrabando. Un análisis de Monex refuerza esta preocupación, al detallar que los tres principales capítulos de exportación de México dependen en promedio en un 25.3% de insumos chinos. A pesar de las críticas, algunas empresas como la automotriz china GWM han reiterado que mantendrán sus planes a largo plazo en el país.













