Sin embargo, ha generado preocupación entre expertos y sectores productivos.

Adolfo Laborde, del CIDE, advirtió que la medida podría causar una “disrupción de las cadenas de valor” en industrias clave como la automotriz, aeroespacial y electrónica, que dependen de insumos importados de dichos países. Señaló el riesgo de escasez y aumento de precios, restando competitividad a las manufacturas mexicanas.

Por otro lado, analistas como Javier Jileta de Scientika consideran que la medida es una oportunidad para atraer mayor inversión, ya que las empresas extranjeras se verían incentivadas a establecer plantas en México para evitar los aranceles y acceder al mercado del T-MEC. La medida también es vista como una estrategia para fortalecer la posición de México en la futura renegociación del tratado con Estados Unidos y Canadá.