Esta medida, comunicada a través de su red social Truth Social, provocó una inmediata y severa reacción negativa en los mercados financieros globales. La amenaza de Trump surgió como una represalia directa al anuncio de Pekín de implementar controles más estrictos a la exportación de tierras raras a partir del 1 de noviembre, una medida que el mandatario estadounidense calificó de “extraordinariamente agresiva” y “hostil”. En su plataforma, Trump declaró: “Dependiendo de lo que diga China sobre la ‘orden’ hostil que acaba de emitir, me veré obligado, como Presidente de Estados Unidos, a contrarrestar financieramente su medida”. El arancel adicional del 100% se sumaría a los gravámenes ya existentes, que según el Instituto Peterson de Economía Internacional promedian un 57% de EE.
UU. a China.
La medida también incluiría controles a la exportación de “software crítico” estadounidense. La decisión de China de limitar la proveeduría de tierras raras es estratégica, ya que el país refina casi el 100% de la producción mundial de tierras raras pesadas, metales cruciales para industrias como la tecnológica, defensa, vehículos eléctricos y aeronáutica.
El impacto en los mercados fue inmediato y severo. Wall Street sufrió su mayor caída en cinco meses, con el Nasdaq desplomándose hasta un 3.56%, el S&P 500 perdiendo un 2.71% y el Dow Jones cayendo un 2.24%.
La volatilidad se extendió a México, donde el peso se depreció notablemente, superando las 18.54 unidades por dólar, mientras que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) registró una pérdida semanal de 2.28%. Los precios del petróleo también cayeron ante el temor de una menor demanda por la desaceleración económica que podría provocar la disputa.













