Por un lado, analistas como Adolfo Laborde y Horacio Sobarzo advierten sobre el riesgo de una disrupción en las cadenas de valor, ya que industrias clave como la automotriz, textil, electrónica y siderúrgica dependen de insumos importados de estas naciones. Señalan que, sin un plan de transición, la medida podría encarecer la producción y restar competitividad. La Secretaría de Economía, dicen, debe ofrecer opciones para sustituir estas importaciones con proveedores de países socios.

Por otro lado, el especialista Javier Jileta considera la medida como una oportunidad para atraer mayor inversión a México, argumentando que obligará a las empresas extranjeras a instalar plantas en el país para evitar los aranceles y acceder al mercado norteamericano. El subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, ha expresado su preocupación, señalando que la introducción de estos aranceles representa un riesgo al alza para la inflación que no está siendo plenamente considerado en los pronósticos del banco central. Mientras tanto, el Congreso ha aplazado la aplicación de las tarifas para revisar posibles ajustes, reconociendo la complejidad y el potencial impacto de la medida en la economía nacional.