Sin embargo, diversas cámaras empresariales han rechazado enérgicamente la medida.

Durante una mesa de trabajo en la Cámara de Diputados, líderes de la Concamin, Canaco y ANPEC argumentaron que el impuesto es “fallido”, “recaudatorio” y “regresivo”. Andrés Massieu, de la Asociación Mexicana de Bebidas, señaló que el consumo se ha mantenido estable en los últimos 30 años a pesar de los aumentos de precios, mientras que la obesidad ha crecido, lo que, en su opinión, demuestra la ineficacia del impuesto para fines de salud. Los empresarios advierten que el alza afectará principalmente a más de un millón de “tienditas” que dependen de la venta de estos productos, lo que podría incentivar la informalidad y el cierre de pequeños negocios. Patricio Caso, de Concamin, criticó la intención de gravar incluso las bebidas con edulcorantes no calóricos. Por su parte, el subgobernador de Banxico, Jonathan Heath, también ha señalado este aumento de impuestos como un riesgo al alza para la inflación que debe ser considerado en la política monetaria.