Esta estrategia impone aranceles a cientos de productos de países con los que no tiene tratados de libre comercio, principalmente China, buscando proteger la industria nacional y reducir el creciente déficit. El gobierno mexicano anunció la imposición de aranceles que van del 10% al 50% a más de 1,463 productos chinos, y hasta 1,500 productos de países no signatarios de tratados de libre comercio.

Esta medida, que comenzó en 2023 con alzas del 5% al 25% y se intensificó en 2024, afecta a sectores clave como el acero, aluminio, textiles, calzado, productos químicos y automóviles. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, defendió la propuesta como necesaria para “contener el creciente déficit comercial, especialmente con China”, país que en 2025 ya representa el 20% de las importaciones mexicanas. La balanza comercial entre ambas naciones alcanzó un déficit para México de 119,520 millones de dólares en el primer semestre de 2025.

La medida ha generado reacciones mixtas en el sector industrial. La Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), por ejemplo, apoya la decisión, argumentando que “permitiría equilibrar precios y consolidar la competitividad de productos mexicanos”. Sin embargo, otros sectores, como la industria cosmética, expresan preocupación por el encarecimiento de insumos provenientes de Asia.

Para Andrés Franco Zaldívar, del Comce Noreste, esta política podría ser una “oportunidad única para las micro, pequeñas y medianas empresas mexicanas” de sustituir importaciones chinas, aunque el reto será mantener precios competitivos.