Ebrard ha mantenido una comunicación constante con Washington, buscando resolver las controversias antes de la revisión formal.

Sin embargo, esta visión contrasta con la preocupación del sector privado.

Líderes industriales, como los de la AMIA y la AIERA, han advertido que la incertidumbre frena inversiones y planes de contratación. La amenaza de que Donald Trump ponga fin al tratado para buscar acuerdos bilaterales, como se menciona en un artículo, agrava la inquietud.

El sector automotriz, en particular, ha sido uno de los más afectados, con caídas en producción y exportaciones. La industria maquiladora en la frontera también se mantiene expectante, ya que, como señaló María Teresa Delgado de AMAC-INDEX Juárez, el sector requiere claridad para planificar sus operaciones. El escenario se complica con la posibilidad de que Estados Unidos no reconozca a México como un socio complementario, sino como un competidor, lo que podría endurecer las negociaciones y afectar la integración productiva de la región.