Jon Abrahamsson Ring, director ejecutivo de Inter Ikea, declaró al Financial Times que la empresa busca optimizar su estructura de suministro a largo plazo.
De manera similar, Whirlpool Corp. anunció una inversión de 300 millones de dólares en sus plantas de Ohio, considerando que la política arancelaria “nivela el terreno de juego”.
Su CEO, Marc Bitzer, afirmó: “Nuestra apuesta es que estas políticas arancelarias se mantengan”.
Con casi el 80% de sus productos fabricados en Estados Unidos, Whirlpool se siente protegido del impacto en costos que enfrentarán rivales como Samsung y LG, que importan en mayor medida.
Por otro lado, empresas como la japonesa Uniqlo y la suiza Victorinox, fabricante de navajas, también enfrentan desafíos. Tadashi Yanai, fundador de Uniqlo, expresó su alarma por el proteccionismo estadounidense, calificándolo como un factor que “dividirá el comercio mundial”. Victorinox, por su parte, enfrenta un arancel del 39% que le costaría 13 millones de dólares anuales, lo que la ha llevado a acumular inventarios y explorar la expansión en mercados como América Latina y Asia para reducir su dependencia de Estados Unidos.













