Esta medida representa un alivio parcial para la industria mexicana, especialmente para estados como Nuevo León, un importante fabricante de tractocamiones y donde se desarrolla una nueva planta de Volvo. La confianza en el T-MEC como un escudo ha sido una constante en el discurso del gobierno mexicano. La presidenta Claudia Sheinbaum expresó su confianza en mantener un trato preferencial, mientras que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, mencionó que se buscaría un “descuento” para los camiones, similar al que se aplica a los automóviles. La situación subraya la importancia estratégica del T-MEC para mitigar los efectos de las políticas proteccionistas de Estados Unidos y proteger las cadenas de suministro de la industria automotriz norteamericana.