Esta relajación generó confianza entre los inversores y debilitó al dólar frente a las principales divisas.

La directora de análisis de Grupo Base, Gabriela Siller, comentó que parte de la apreciación del peso se debió a la especulación de que Estados Unidos no impondría los aranceles anunciados del 100% a las importaciones de China. Sin embargo, en otras jornadas, la moneda mexicana retrocedió ante la preocupación por la escalada del conflicto, como cuando se reportó el cobro de tasas portuarias adicionales entre ambos países. En esos momentos de mayor aversión al riesgo, los inversionistas buscaron refugio en activos considerados más seguros, como el franco suizo y el yen japonés. La dinámica demostró cómo la guerra arancelaria y las declaraciones de los líderes de ambas potencias se han convertido en un factor determinante para el comportamiento de los mercados emergentes, con el peso mexicano actuando como un barómetro sensible a la percepción de riesgo global.