La decisión se produjo tras meses de intensa presión por parte de gigantes automotrices como Ford Motor y General Motors. Los directivos de estas empresas argumentaron que enfrentaban costos crecientes debido a los gravámenes que la administración Trump ha impuesto a materiales como el acero y el aluminio, así como a otros componentes importados. La industria también señaló que acuerdos comerciales, como el firmado entre Estados Unidos y Japón, ofrecían a competidores extranjeros una ventaja de costos considerable. El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, ha declarado que dicho acuerdo brinda a competidores como Toyota una ventaja de