Marc Bitzer, director ejecutivo de la compañía, declaró que “la política arancelaria hace que el argumento comercial, el argumento económico, sea mucho más atractivo” para invertir en Estados Unidos. Whirlpool, que fabrica casi el 80% de sus productos en el país, se ve protegida de gran parte del impacto en costos que enfrentan rivales como Samsung y LG, que dependen más de las importaciones. Bitzer afirmó que la apuesta de su empresa es que los aranceles se mantengan para crear “igualdad de condiciones”. En contraste, fabricantes de automóviles como Ford Motor y General Motors han presionado al gobierno para obtener un alivio de los aranceles sobre autopartes importadas, argumentando que enfrentan mayores costos por los gravámenes al acero, aluminio y otros componentes. Esta presión resultó en la concesión de una prórroga de cinco años para un acuerdo que les permite reducir los aranceles pagados, una victoria significativa para una industria altamente integrada a nivel global.