El impacto se ha sentido con mayor fuerza en estados fronterizos como Baja California y Sonora, donde la aduana de Sonoyta ha registrado una caída del 45%. El flujo diario de camiones en cruces clave ha disminuido de un promedio saludable de 4,300 a apenas 2,800-3,000. Paradójicamente, a pesar del menor número de operaciones, la recaudación aduanera ha aumentado debido al mayor valor declarado de las mercancías, consecuencia de los costos adicionales impuestos por los aranceles. El presidente nacional de la Canacar, Miguel Ángel Martínez Millán, advirtió que los aranceles no solo golpean las exportaciones, sino que también “han retenido inversiones cruciales” y están impactando severamente a las industrias del acero y automotriz, llevando al sector a un punto de colapso.