Estados Unidos impuso nuevas y severas sanciones económicas contra las dos mayores petroleras de Rusia, Rosneft y Lukoil, en un esfuerzo por presionar a Moscú para poner fin a la guerra en Ucrania. La medida provocó un repunte inmediato y significativo en los precios internacionales del petróleo, con el crudo de referencia estadounidense (WTI) subiendo más del 5% hasta superar los 61 dólares por barril y el Brent escalando a casi 66 dólares, generando temores sobre la oferta global y sus efectos en la inflación mundial. Las sanciones, anunciadas por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, implican la congelación de activos de ambas compañías en territorio estadounidense y la prohibición para empresas norteamericanas de mantener vínculos comerciales con ellas.
Washington advirtió que está dispuesto a “ir más allá si es necesario” y exhortó a sus aliados a sumarse a las restricciones.
La reacción del mercado fue inmediata, ya que Rosneft y Lukoil representan entre el 50% y 55% de la producción total de crudo de Rusia, con exportaciones cercanas a los 3 millones de barriles diarios. El analista Giovanni Staunovo, de UBS, señaló que el impacto dependerá de cómo reaccionen grandes compradores como China e India, quienes importan una parte significativa de su petróleo desde Rusia.
Estos países podrían enfrentar sanciones secundarias, como la exclusión del sistema bancario occidental, si continúan sus compras.
El repunte en los precios del petróleo benefició a divisas de países productores de materias primas, incluido el peso mexicano, que se apreció ante la expectativa de mayores ingresos para Pemex. Sin embargo, los analistas advierten que precios energéticos elevados de forma prolongada podrían presionar la inflación global y complicar los esfuerzos de los bancos centrales por estabilizar las economías.
En resumenLas sanciones de Estados Unidos contra las gigantes petroleras rusas Rosneft y Lukoil provocaron un alza de más del 5% en los precios mundiales del crudo. Esta medida, diseñada para presionar a Rusia por la guerra en Ucrania, amenaza con reducir la oferta global de petróleo, generando volatilidad en los mercados energéticos y renovadas preocupaciones sobre la inflación a nivel mundial.