La tensión comercial entre Estados Unidos y China ha escalado a un nuevo nivel con la consideración por parte de la Casa Blanca de restringir las exportaciones de software estadounidense a China. Esta medida, que afectaría desde computadoras portátiles hasta motores a reacción, se suma a la amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles adicionales del 100% a productos chinos a partir del 1 de noviembre. La posible restricción al software representa una represalia a las limitaciones impuestas por Pekín a la exportación de tierras raras y busca cumplir la promesa de Trump de aplicar nuevos controles sobre “todo y cualquier software crítico”. Según un reporte de Reuters, aunque el plan aún se está considerando y podría no prosperar, su sola discusión ha exacerbado la preocupación de los inversionistas y provocado caídas en los mercados bursátiles.
El índice Nasdaq Composite retrocedió un 1.8%, mientras que el S&P 500 y el Dow Jones también registraron bajas.
La medida sería extremadamente difícil de implementar y tendría “consecuencias negativas para la industria estadounidense”, ya que, como declaró una fuente, “todo lo imaginable se fabrica con software estadounidense”. Esta escalada se produce mientras ambos países se preparan para una reunión entre sus líderes, Donald Trump y Xi Jinping, a finales de octubre, en un intento por alcanzar un acuerdo comercial que ponga fin a la guerra arancelaria que ha afectado la economía global.
En resumenLa posible restricción a la exportación de software estadounidense a China marca una peligrosa escalada en la guerra comercial entre ambas potencias. Esta medida, sumada a la amenaza de aranceles del 100%, genera una profunda incertidumbre en los mercados globales y pone en duda la viabilidad de un acuerdo comercial a corto plazo, afectando a industrias que dependen de la tecnología y el software de EE.UU.